“Poner en marcha mi restaurante en Sant Jordi me ha permitido ser yo”
UN SUEÑO HECHO REALIDAD. La plaza Mayor de cualquier pueblo de la provincia es el epicentro de su actividad diaria y, por lo tanto, el lugar donde se concentran más bares por metro cuadrado en los municipios del interior rural. Esta afirmación, aunque real en la mayoría de las poblaciones castellonenses, tiene contadas excepciones y una de ellas es la localidad de Sant Jordi. José Manuel Sancho, un vecino con alma de emprendedor, se dio cuenta de este nicho de mercado y desde hace meses, regenta un bar-restaurante en este céntrico enclave de la localidad. “Lodesancho –así se llama es un sueño hecho realidad”, asegura orgulloso. “Quería ser yo y lo he conseguido”, añade mientras explica que para enrolarse en esta aventura dejó un trabajo fijo, “de los de para toda la vida”, en el sector del mantenimiento.
“Cuando alguien quiere algo, debe ir a por ello. Mi motivación era hacer esto y, aunque convertirse en autónomo es complicado y en este sector se tiene que trabajar muchas horas, soy feliz. La satisfacción personal no tiene precio”, resume. Una satisfacción a la que se suma la creación de puestos de trabajo que ha supuesto la inauguración de este proyecto. “Han sido tres los empleos que ha generado Lodesancho, el mío y el de la cocinera, que formamos una cooperativa, y el de la camarera”. Pero esto no se queda aquí, “los f ines de semana, cuando la actividad se multiplica, contratamos por horas a una o dos personas más”.
Y es que en su local, José Manuel Sancho ha querido dar un salto cualitativo a lo que se considera un bar-restaurante. Una propuesta que se ha encontrado con el respaldo de la clientela. “No renunciamos a lo tradicional, a los platos típicos de la zona, y apostamos por la comida casera, pero le hemos dado un punto de innovación a la oferta que se podía encontrar hasta este momento en Sant Jordi y otros pueblos de alrededor”. Así, a las tortillas variadas –de berenjena, calabacín o chistorra–, el rabo de toro o las albóndigas… se les suman las tostas –una de las más exitosas es la de aguacate– y los viernes de pinchos. Cuando llega la primera noche del fin de semana la barra del bar se llena de pequeñas creaciones que son polo de atracción tanto de los jordiencs (del pueblo y de la urbanización Panorámica) como de los visitantes que ocupan las casas rurales. Entre la clientela ya habitual del bar también hay personas que residen en localidades como Traiguera, Cervera e incluso Vinaròs.
“Yo no he inventado nada, pero ofrezco algo que no teníamos y la gente lo ha recibido muy bien”, reconoce. Y remarca que “hay personas que vinieron el primer día y ya no han dejado de hacerlo. Puedo decir que por aquí pasa todo el pueblo”. Es por ello que el balance de estos meses de trabajo es “más que positivo”. “Ya sé que abrir en plena campaña de verano, con las fiestas… ha sido determinante, pero se han sobrepasado mis mejores expectativas”, valora.
Para conseguirlo, además del producto, también ha sido fundamental la imagen del local, adaptada a las tendencias del sector en las grandes ciudades. “Hay estudiantes universitarios de Sant Jordi que me dicen que es un negocio que podría estar perfectamente en Valencia o Castelló”, explica. “Tenemos que conseguir dar una buena oferta, pero también que el cliente se sienta a gusto”. La estética es fundamental para poner en valor cualquier negocio y Sancho lo sabe y lo ha tenido en cuenta a la hora de crear el suyo. Otro pilar indispensable es contar con una buena financiación. En este caso, este emprendedor consiguió la ayuda de los fondos Leader, con la que pudo dar el salto profesional que ansiaba. “El Grupo de Acción Local Maestrat Plana me ha ayudado mucho a acceder a estos fondos. Me he sentido muy respaldado y muy bien asesorado por su personal”, agradece.
“En mí hay un porcentaje de emprendedor y otro de inconsciente, no sé cuál está por encima del otro”, ironiza. Sin embargo, matiza que contar con estos fondos le ha permitido sentirse más seguro a la hora de emprender la gran aventura de su vida.
